Razones para leer: Promesas que perduran

Buenos días. Este libro tengo que recomendarlo porque me ha llegado al alma. Ya hablé de una novela de la misma autora, Promesas que cautivan, que me sorprendió por su calidad narrativa y por las escenas eróticas tan ardientes y explosivas que se narravan. Bien, pues en este caso traigo, de la colección romántica Phoebe de la fantástica editorial Pàmies que continúa un poco dónde terminó la novela anterior, Promesas que perduran, de Sarah McCarty

Promesas que perduran

Clint McKinnely lleva tiempo cortejando a todas las chicas de Cheyenne con la esperanza de encontrar a la mujer adecuada con la que casarse. No obstante, la única que realmente le atrae es Jenna Henesey, una hermosa joven que enviudó trágicamente durante un incendio.

Pero Jenna es esquiva. Se mantiene alejada y fría, como si temiera a cualquier hombre que se le acerque. Todo eso cambiará una noche, cuando Clint descubre que la mujer por la que se siente atraído se encuentra herida y, además, tiene un bebé del que cuidar. En ese momento tomará la decisión de contraer matrimonio con ella, esperando así solucionar todos sus problemas.

Pero Jenna esconde un terrible secreto, un misterio que la persigue y que amenaza su cordura, y Clint comprenderá que no importa que la salvara una vez de las llamas: ahora tendrá que salvarla de nuevo de un peligro mucho mayor y arriesgarse a perder su propio corazón en el intento.

El amigo Clint ya aparecía en novelas anteriores muy brevemente. Todo el grupo de vaqueros de la ciudad dónde se desarrolla la trama son colegas, así que como toda serie con varios protagonistas, las novelas son autoconclusivas porque cada libro tiene su historia. En este caso tenemos a un duro marshal que por alguna razón está seguro de que nunca amará a una mujer (según su propia opinión, porque es un hombre egoísta)  y por eso quiere encontrar cuanto antes una mujer bonita y guapa con la que casarse para ser un hombre de provecho. Candidatas no le faltan, Clint es un hombre atractivo, de sonrisa traviesa, caballeroso; pero también es un tipo duro, que puede partir dientes si la ocasión lo requiere y que no duda en aplicar su propia justicia si lo cree conveniente. Desde que conoció a la joven Jenna se ha sentido irracionalmente atraído por ella, pero las circunstancias sociales le han mantenido alejado de ella. Desde el principio de la novela podemos ver los efectos que Jenna causa en Clint cuando está cerca, ya que su contención resulta muy cómica. El pobre hombre se pasa en un estado de constante excitación y le cuesta pasar inadvertido precisamente por que es un hombre alto que llama la atención. 

Pero Jenna no es una chica perfecta. O al menos, ella no se considera perfecta. Voluptuosa y exhuberante, más alta y más rellena que las demás mujeres y con unas secuelas emocionales con las que cualquier psicólogo se frotaría las mannos. Casi pierde la vida en el incencio que arrasó su casa, pero ahí estuvo Clint para salvarle la vida. Tiene cicatrices que marcan todo su cuerpo y le cuesta caminar por culpa de una antigua herida en su pierna, por eso a veces cojea y no puede mantener bien el equilibrio. Todo esto hace que ella no se considere digna de ningún hombre, se menosprecie a si misma y trate de evitar a toda costa a Clint, ya que su cercanía lo abruma. Él es un hombre perfecto y ella no tiene derecho a competir sobre él con ninguna otra mujer a pesar de quererlo mucho. Es viuda, su marido fallecido era un hombre (censuro los adjetivos) que la maltrató física y psicológicamente hasta que, por suerte, murió en un incencio. Este desprecio continuo ha hecho que Jenna se menosprecie a si misma y se considere indigna. Pero tiene la debilidad (o fortaleza) de tener un gran corazón llevado tan al extremo, que aunque es una mujer lista, tiende a ser muy ingenua. Y aún así, a pesar de lo mal que lo ha pasado, siempre piensa que la gente es buena por naturaleza y jamás piensa mal de nadie. Al contrario, piensa bien de todo el mundo y es amable con todos, incluso con aquellos que la tratan mal. En el fondo, es una buena chica que tuvo la mala suerte de casarse con un bellaco.

Por circunstancias del destino, Clint se ve en la "obligación" de casarse con Jenna. Lo ha deseado toda la vida, pero se siente inseguro, porque sabe que tarde o temprano hará algo malo a Jenna, ya que se considera a sí mismo un hombre egoísta y ella no se merece que le hagan más daño del que ya le han hecho. Pero su deseo por ella, sus ganas de protegerla y de cuidarla (y de hacerle el amor hasta la extenuación), pueden más que su sentido de la justicia y finalmente consigue lo que quiere: tenerla entre sus brazos. Este romance entre el chico perfecto y caballeroso y la chica buenaza llena de traumas es una de las historias más bonitas que he leído. Clint desconoce casi todo lo que le ha sucedido a Jenna, y ella prefiere guardarse el secreto más horrible de su vida para evitar que él se marche. Jenna desea a Clint, lo ama, considera que es el hombre más bueno con el que nunca ha estado y se afana por ser la mujer perfecta. Pero en el fondo está segura de que no es esa mujer perfecta que un hombre desearía, pero se resigna a complacer a Clint, porque él es su marido y ella tiene que obedecerle. Así se lo han enseñado. Por eso, Clint tendrá que ayudar a Jenna a superar esos oscuros recuerdos y ayudarla a salir de ese pozo de negrura que ha sido toda su vida anterior.

Este tipo de historias dramáticas, tan extremas pero tan intensas, son las que más me gustan. Jenna tiene unas secuelas psicológicas enormes y trata de superarlas por sí misma sin perdirle ayuda a nadie para poder hacer feliz a Clint y ser una buena esposa. Clint, que como he dicho antes es un tipo duro, clásico vaquero de las películas que con una sola mirada te deja clavado en el sitio, no hace más que fantasear con Jenna y con todo lo que quiere hacerle en la cama. Esto tiene sentido porque él mismo se considera un hombre egoísta, pero en el fondo se ha casado con Jenna porque siempre la ha deseado y quiere darle todo lo que una mujer tan buena como ella se merece. Es muy emocionante ver cómo cada uno de los personajes va en sentidos diferentes y la situaciones tan trágicas que se ocasionan dan lugar a profundos dramas. Pero es precisamente la profundidad de esta historia tan, en principio, triste lo que hace que sea una historia romántica preciosa, intensa, no apta para sensibleras como yo que se emocionan con cualquier tontería. A medida que se van revelando los traumas de su protagonista, que más o menos puedes intuir por la forma en que se comporta, se hace imperativo que haya una solución práctica. Por eso, su desenlace resulta muy acertado, sobre todo por la parte de acción, disparos y escenas de tiroteos, aunque se hacen un poco cortas. No es necesario ahondar en lo frívolo y ponernos a pegar tiros a diestro y siniestro, pero con alguien como Clint, que mola un montón, debería haberse lucido en alguna escena él solito. Por supuestísimo que la revelación final de Clint a Jenna es lo mejorcito del libro. Me encantan los tipos duros como él, que en el fondo son unos sensibles.

Y sobre todo me encanta la forma que tiene la escritora de describir las escenas de cama. Son simplemente impresionantes. Ya me causó honda impresión su capacidad para hacer de algo que escandalizaría al más templado unas escenas ardientes, apasionadas y muy eróticas. Sobre todo me gusta la forma en que profundiza en detalles importantes, o pequeños detalles que no parecen importantes, que nunca te hubieras planteado al escribir una escena erótica. Eso es lo más divertido, ya que a veces las situaciones eróticas están llenas de humor y a veces resultan hasta cómicas, pero sin ser de mal gusto, sino simplemente unas escenas muy entrañables y tan bonitas que te hacen suspirar. Además me ha sorprendido muchísimo el empleo de fetiches en esta historia; de artilugios que, bien pensado, debían de haber existido hace años y no ser productos novedosos. Clint es un hombre dominante que quiere hacer su voluntad en la cama y Jenna es muy sumisa respecto a lo de recibir órdenes de un marido. Pero Clint no desea obligar a Jenna a nada y tendrá que convencerla de que si van a hacer las cosas, tiene que ser porque ella desee hacerlo y no porque sea su obligación como esposa de.

El resto del reparto de personajes son los mismos que en la novela anterior. Los protagonistas, Puma y Mara, aparecen en este libro a modo de apoyo para los personajes principales. Igualmente, Asa y Elizabeth (de un libro anterior todavía, el primero de esta serie, que todavía no he podido leer), aparecen para aportar sus detallitos. Como Puma y Asa son colegas de Clint, las bromas que se gastan entre ellos no tienen desperdicio.

No sé qué más puedo decir. Esta novela me ha encantado, es una historia muy bonita, muy intensa, con unos personajes muy dramáticos. Hay superación, romance, peligro, erotismo, sexo del bueno, y final feliz como se merece. La empatía que sientes con los personajes es magnífica y el entorno escogido, el viejo Oeste americano, es de lo más curioso, le da a la novela un aire muy exótico, sobre todo en lo que se refiere a las situaciones sociales de los personajes. En definitiva, un libro que merece la pena leer varias veces. Lo recomiendo mucho :P

Este es el tercer libro de la serie Promises (Promesas). Si queréis leerlos en orden: Promesas que unen, Promesas que cautivan, Promesas que perduran, Promesas que atan, todos de la editorial Pàmies.



Autor: McCarty, Sarah
Colección Phoebe
384 Pag.
PVP 18.95 €
ISBN 978-84-15433-04-0
Rústica 15 x 23cm


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